miércoles, 29 de septiembre de 2010

LOS GRIEGOS

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LOS GRIEGOS

LOS GRIEGOS

Antigua Grecia
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El Partenón es uno de los símbolos más ilustrativos de la cultura y la sofisticación de los antiguos griegos.

El término Antigua Grecia se refiere al periodo de la historia de Grecia que abarca desde la Edad Oscura de Grecia ca. 1100 a. C. y la invasión dórica, hasta el año 146 a. C. y la conquista romana de Grecia tras la batalla de Corinto. Se considera generalmente como la cultura seminal que sirvió de base a la civilización occidental. La cultura de Grecia tuvo una poderosa influencia sobre el Imperio romano, el cual la difundió a través de muchos de sus territorios de Europa. La civilización de los antiguos griegos ha sido enormemente influyente para la lengua, la política, los sistemas educativos, la filosofía, la ciencia y las artes, dando origen a la corriente renacentista de los siglos XV y XVI en Europa Occidental, y resurgiendo también durante los movimientos neoclásicos de los siglos XVIII y XIX en Europa y América. La civilización griega fue básicamente marítima, comercial y expansiva. Una realidad histórica en la que el componente geográfico jugó un papel crucial en la medida en que las características físicas del sur de la península de los Balcanes, por su accidentado relieve, dificultaban la actividad agrícola y las comunicaciones internas, y por su dilatada longitud de costas, favorecieron su expansión hacia ultramar. Un fenómeno sobre el que incidirían también de forma sustancial la presión demográfica originada por las sucesivas oleadas de pueblos (entre ellos aqueos, jonios y dorios) a lo largo del III y II milenios a. C.

Tras las civilizaciones minoica y micénica, en los siglos oscuros (entre el XIII y el XII a. C.) la fragmentación existente en la Hélade constituirá el marco en el que se desarrollarán pequeños núcleos políticos organizados en ciudades, las poleis.

A lo largo del periodo arcaico (siglos VIII al V a. C.) y del clásico (siglo V a. C.), las polis fueron la verdadera unidad política, con sus instituciones, costumbres y sus leyes, y se constituyeron como el elemento identificador de una época. En el periodo arcaico ya se perfiló el protagonismo de dos ciudades, Esparta y Atenas, con modelos de organización política extremos entre el régimen aristocrático y la democracia. La actividad de las polis hacia ultramar fue un elemento importante de su propia existencia y dio lugar a luchas hegemónicas entre ellas y al desarrollo de un proceso de expansión colonial por la cuenca mediterránea. La decadencia de las polis favoreció su absorción por el reino de Macedonia a mediados del siglo IV a. C. y el inicio de un periodo con unas connotaciones nuevas, el helenístico, por el que la unificación de Grecia daría paso con Alejandro Magno a la construcción de un Imperio, sometiendo al Imperio aqueménida y al egipcio. En opinión de algunos especialistas, en esta fase la historia de Grecia volvía a formar parte de la historia de Oriente y se consumaría la síntesis entre el helenismo y el orientalismo.
Contenido
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* 1 Cronología de antigua Grecia
* 2 Fuentes
* 3 Historia
o 3.1 Civilización prehistórica y la Edad del Bronce
o 3.2 Edad Oscura
o 3.3 Época Arcaica
o 3.4 Grecia clásica
+ 3.4.1 Siglo V a. C.
+ 3.4.2 Siglo IV a. C.
o 3.5 Grecia helenística
o 3.6 Grecia romana
* 4 Colonias
o 4.1 Estructura política
o 4.2 Gobierno y ley
o 4.3 Guerra
o 4.4 Estructura social
o 4.5 Educación
o 4.6 Economía
* 5 Cultura
o 5.1 Filosofía
o 5.2 Literatura
o 5.3 Ciencia y tecnología
o 5.4 Arte
* 6 Religión
* 7 Véase también
* 8 Referencias
* 9 Enlaces externos

Cronología de antigua Grecia

Algunos historiadores consideran que los primeros Juegos Olímpicos Antiguos en 776 a. C. señalan el comienzo del período conocido como la Antigua Grecia. Entre el fin del período micénico y los primeros olímpicos transcurre una época llamada la Edad Oscura de Grecia, de la cual no existe ningún escrito y quedan pocas reliquias arqueológicas. Hoy en día, este período se incluye en el término Antigua Grecia.

Tradicionalmente se consideraba que la época de la Antigua Grecia finalizaba con la muerte de Alejandro Magno en 323 a. C., dando comienzo al período helenístico.[1] No obstante, se extiende el periodo de la Antigua Grecia muchas veces para incluir el tiempo hasta la conquista romana de 146 a. C. Algunos autores tratan la cronología de la Antigua Grecia como un continuo hasta la llegada del cristianismo en el siglo IV; pero esta opinión es poco convencional.

La Historia de la Antigua Grecia suele subdividirse en varios períodos según la alfarería y los sucesos políticos, sociales y culturales:[2]

* La Edad Oscura (h.1100-h.750 a. C.) muestra diseños geométricos en la cerámica.
* La Época Arcaica (h.750-h.500 a. C.) sigue, mientras que los artistas creaban esculturas en posturas estiradas con la «sonrisa arcaica» onírica. Se suele considerar que la Época Arcaica termina al derrocar al último tirano de Atenas en 510 a. C.
* El período clásico (h.500-323 a. C.) ofrece un estilo distinto, que después se consideraba como ejemplar (i.e. «clásico»); el Partenón se construyó durante esta época.
* El período helenístico (323-146 a. C.) es cuando la cultura y el poder de Grecia se expandió en el Oriente Próximo y el Oriente Medio. Este período comienza con la muerte de Alejandro Magno y termina con la conquista romana tras la Batalla de Corinto (146 a. C.).
* La Grecia romana, comprendida entre la conquista romana y el restablecimiento de la ciudad de Bizancio y su nombramiento, por el emperador Constantino I, como capital del Imperio romano (la Nueva Roma) renombrada Constantinopla en el año 330.
* La Antigüedad tardía, hasta inicios del siglo VI, con el declive del politeísmo romano frente al avance del cristianismo. El final de este período se suele simbolizar con el cierre de la Academia de Atenas por parte de Justiniano I bajo el edicto del año 529, que además prohibía el paganismo, el judaísmo y cualquier religión no cristiana.

Fuentes

Hay que tener cuidado con las fuentes de información cuando se trata la historia de la Antigua Grecia. La mayoría de los historiadores y escritores políticos cuyas obras han sobrevivido —notablemente Heródoto, Tucídides, Jenofonte, Demóstenes, Platón y Aristóteles— eran o atenienses o pro-atenienses. Por eso sabemos muchísimo más sobre la historia y la política de Atenas que de cualquier otra ciudad griega. Además, estos escritores se centran en la historia política, militar y diplomática; prestándole relativamente poca importancia a la historia económica ni social.[3] Todas las historias de la Antigua Grecia tienen que enfrentarse a estas limitaciones.
Historia
Civilización prehistórica y la Edad del Bronce
Artículos principales: Edad del Bronce, Civilización micénica y Civilización minoica

Los primeros hallazgos de vida humana en territorio griego constatan la existencia de poblaciones autóctonas en el paleolítico, hacia el 70.000 a. C.[4] Alrededor del 6000 a. C. —en los albores del neolítico—, los pueblos nativos desarrollaron la agricultura y con ello se volvieron progresivamente sedentarios, extendieron la práctica de la alfarería y crearon instituciones políticas básicas.[4] Posteriormente comenzaron a utilizar el bronce, pero el refinamiento de su uso se produjo tras el contacto con poblaciones inmigrantes.

Se cree que las tribus que se convertirían en los griegos emigraron hacia el sur a los Balcanes en varias oleadas comenzando a mediados de la Edad del Bronce (alrededor de 2000 a. C.).[5] Otras fuentes indican un proceso migratorio ya en el quinto milenio a. C., proveniente de Mesopotamia y Siria. Según éstas, los primeros inmigrantes encontraron habitantes nativos que dejaron a los recién llegados una gran cantidad de tradiciones; mientras que éstos llevaron a la zona la cultura de la alfarería, agricultura y una primera deidad de la fertilidad (que más tarde sería Deméter).[6] Esta última versión, de ser exacta, negaría la existencia de un período neolítico en los pueblos autóctonos con anterioridad a la inmigración extranjera, situándolos en un período cultural más cercano al mesolítico.
Copa de oro micénica (circa 1500 a. C.).

El idioma protogriego se fecharía hacia el período que inmediatamente precedió a estas migraciones, ya sea a los finales del III milenio a. C. o a más tardar al siglo XVII a. C. La civilización de los protogriegos de la Edad del Bronce es generalmente conocida como heládica y precedió a lo que es conocido como «Antigua Grecia».

El período heládico, según algunos historiadores,[7] puede ser dividido analíticamente en cuatro estadios bien delimitados:

* Heládico antiguo (h. 2600 - h. 2000 a. C.). Conformado por poblaciones ceramistas de cultura agraria (posiblemente afines a carios y etruscos) que dominaban el territorio egeo; de lenguas no indoeuropeas.
* Heládico medio (h. 2000 - h. 1600 a. C.). Conformado por poblaciones igualmente agrarias con pulimiento y enriquecimiento cromático de la cerámica. Comenzaron a usar el caballo y a realizar prácticas de inhumación de cadáveres (sin ofrendas).
* Heládico reciente o Micénico antiguo (h. 1600 - h. 1400 a. C.). Período de sucesivas inmigraciones de pueblos ganaderos (aqueos, jonios), que conocían los metales, introdujeron el carro de guerra y el ámbar. Edificaron las fortalezas monumentales de Micenas, Tirinto y Pilos, y formaron urbes a sus alrededores. Comerciaban con Troya, Sicilia y la península itálica. Expandieron sus dominios y fundaron colonias en Mileto, Rodas, Panfilia, Licia y Chipre.

* Micénico reciente (h. 1400 - h. 1150 a. C.). La llamada civilización micénica —en consideración a la posición privilegiada y dominante de Micenas, tierra de los aqueos— alcanzó su apogeo en esta época, que ocupa un importante lugar en los famosos poemas épicos de Homero, la Ilíada y la Odisea. Esta cultura colapsó espectacularmente hacia 1150 a. C. pero la causa del colapso es desconocida y existen varias tesis al respecto. Una de ellas atribuye el derrumbe de la civilización micénica a la invasión de dorios, beocios y tesalios.[7] Según esta tesis, luego de incendiar y destruir las fortalezas micénicas, las tribus invasoras saquearon y ocuparon sus tierras. Una segunda tesis sostiene igualmente una invasión, pero de los pueblos del mar; una tercera lo atribuye a un desastre natural y, una cuarta, a conflictos internos. Este proceso coincide con el final de la Edad del Bronce y el sucesivo ingreso de la cultura griega en un período de «oscuridad» arqueológica y documental.

Ruinas del palacio de Cnosos; según la leyenda, residencia de Minos.

Durante el período en que la Grecia peninsular todavía resplandecía bajo la impresionante cultura micénica, en la isla de Creta se producía el florecimiento de la civilización minoica cretense con capital en Cnosos (1600 a. C. - 1250 a. C.).[8] Esta civilización debe su nombre al semilegendario rey Minos. Los cretenses comerciaban por todo el Mediterráneo y exportaban cerámica, tejidos, objetos de bronce y orfebrería. Es probable, por su parte, que la cultura micénica se viera influida por la minoica, particularmente en el período de mayor esplendor de esta última.[4] La sensación de poderío de los reyes de Creta era tal que las ciudades, palacios y templos cretenses ni siquiera estaban rodeados por murallas.[8] Las excavaciones han encontrado maravillosas evidencias del auge y avance tecnológico del que gozaban los minoicos en ese entonces: lujosos lavabos, instalaciones de ventilación, pozos higiénicos, filtros, elaboradas pinturas y escudos de armas. En esa época era frecuente que los hijos de príncipes extranjeros fueran enviados a luchar con un toro en forma de sacrificio, y en tal sentido son interpretadas las representaciones pictóricas de jóvenes de ambos sexos bailando alrededor de un toro o luchando con él.[8] Por su parte, esta práctica tiene su claro punto de contacto mitológico con la leyenda del Minotauro, «toro de Minos», que recibía periódicamente el tributo de varios jóvenes atenienses para sacrificio.

La civilización minoica pereció poco antes que la micénica; algunas versiones señalan que fueron invadidos por estos últimos, mientras que otras se inclinan a afirmar que la desaparición del reino de Creta se debió a una catástrofe natural.[8]
Edad Oscura
Artículo principal: Edad Oscura
Ánfora protogeométrica.

Desde1100 a. C. hasta el siglo VIII a. C. se conoce como la Edad Oscura —siguiendo al colapso de la Edad del Bronce—. De esta etapa no ha sobrevivido ningún texto primario, y solamente queda escasa evidencia arqueológica. Unos textos secundarios y terciarios contienen breves cronologías y listas de los reyes de este período, incluyendo Historia por Heródoto, Descripción de Grecia por Pausanias, Biblioteca histórica por Diodoro Sículo y Chronicon por Jerónimo.

La carencia de documentos primarios se explica por la virtual desaparición del sistema de escritura micénico (Lineal B). En la cultura micénica, dicho sistema estaba restringido a pequeños círculos, particularmente a los escribas de los palacios, que tenían a su cargo el grabado de recuentos de movimiento y distribución de bienes; hundida la economía micénica, ya no fueron necesarias personas que realizaran dicha tarea.[9] Las tradiciones y leyendas sobrevivieron, desde la Edad del Bronce hasta la Época Arcaica, gracias exclusivamente a la transmisión oral.[9]

En la época se produjo una abrupta baja demográfica y una serie masiva de migraciones que determinaron el establecimiento de poblaciones espontáneas y poco organizadas en diferentes puntos de la Grecia continental, las islas Cícladas y el oeste de Asia menor. Estas migraciones tuvieron un carácter étnico; así, por ejemplo, los dorios ocuparon la mayor parte del Peloponeso, Grecia Central y Creta, mientras que los jonios colonizaron la mayor parte de las Cícladas.[10] Lo anterior se reflejó en el idioma, que derivó, asimismo, en multitud de dialectos.[10]
Enócoe ática de estilo geométrico.

La economía, floreciente en el período micénico, se vio reducida a la agricultura, sustentada por esclavos, jornaleros (thêtes) y aparceros (hektemoroi).[7] Se generalizó la pobreza y la escasez del ganado, que fue adquirido por unos pocos terratenientes.[7] No hay registro de Estados organizados políticamente en esta época y mucho menos de las estructuradas normas de tipo micénico, que regulaban la economía y aseguraban una relativa distribución de la riqueza, permitiendo que la vida diaria de los agricultores, pastores y ceramistas resultase tolerable.[11] En este contexto, los trabajadores de la tierra se dedicaron a la agricultura de subsistencia, organizados en pequeñas comunidades que raramente excedían las veinte personas.[11] La necesidad de nuevas pasturas para los animales produjo a su vez un incremento del nomadismo.[11] En el ámbito religioso, continuaron los cultos micénicos.[7] En el terreno del arte y la cerámica, se produjo un empobrecimiento de las formas micénicas; generándose posteriormente dos períodos arqueológicos: el protogeométrico (1050 a. C.-950 a. C.) y el geométrico (950 a. C.-700 a. C.), que harían evolucionar lentamente la calidad y técnica artesanales hasta concluir, ya en los albores de la Época Arcaica, en un mundo ornamental nuevo y plenamente desarrollado.[7] La evolución mencionada durante estos períodos se limita casi exclusivamente a la cerámica; no existe evidencia de que se hayan erigido monumentos durante la Edad Oscura —práctica común durante la época micénica— y las representaciones antropomórficas fueron usualmente grabadas en ánforas.[11] En el ámbito de la arquitectura, se abandonó la construcción en piedra.[4]

Atenas fue la excepción a la regla del derrumbe de la civilización. Su acrópolis, centro civilizado en los últimos tiempos de la Edad del Bronce, no sufrió daños, y transitó la «Edad Oscura» en el marco de una prosperidad relativa.[12] Sin embargo, sus instituciones societales y políticas no lograron salir airosas de este período y, en los albores de la «Época Arcaica», Atenas había perdido el acervo cultural sociopolítico acumulado en el período micénico, viéndose obligada a reconstruir sus instituciones sin mucho más que la monogamia como sustento institucional heredado.[12]
Época Arcaica
Artículo principal: Época Arcaica

En el siglo VIII a. C., Grecia empezó a salir de la Edad Oscura que siguió a la caída de la civilización micénica. Al pueblo le faltaba alfabetización y se había olvidado el sistema de escritura micénico, Lineal B. Pero los griegos adoptaron el alfabeto fenicio y lo modificaron para crear el alfabeto griego.[13] [14] A partir del siglo IX a. C.[15] —según algunos autores, específicamente en el VIII a. C.—[16] empezaron a aparecer escritos. Grecia se dividió en muchas comunidades autónomas pequeñas. Esta pauta fue impuesta en gran parte por la geografía griega, donde cada isla, valle y llanura se aísla de las demás por el mar o las sierras.[17] Como producto directo de las migraciones previas, dichas comunidades mostraban un carácter étnico: durante el siglo VII surgió Argos, habitada por dorios, como una de las ciudadades principales del Peloponeso.[18] Dicha ciudad fue cediendo gradualmente influencia a su rival Esparta, también dórica.[18] Por su parte, Atenas se convirtió en la residencia principal de los jonios en los Balcanes.[19]
Moneda ateniense temprana, siglo V a. C. Museo Británico.

La primera mitad del siglo VII a. C. vio la Guerra Lelantina (h.710-h.650 a. C.), un conflicto prolongado que se distingue como la guerra documentada más temprana del período de la Antigua Grecia. Se luchó entre las ciudades-estado entonces importantes Calcis y Eretria sobre la llanura lelantina fértil de Euboea. Ambas ciudades parecen haber sufrido declives por resultado de esta larga guerra, aunque Calcis fue el vencedor nominal.

En la primera mitad del siglo VII surgió una clase mercantil y, en el correr del siglo VI, se comenzó a utilizar monedas (probablemente por imitación a los lidios), aunque serían necesarios siglos para el desarrollo de una economía monetaria plena. [14] Parece haberse gestado tensión en muchas ciudades-estado. Los régimenes aristocráticos que por lo general gobernaban los llamados poleis se sentían amenazados por la nueva riqueza de los comerciantes, que a su vez deseaban poder político. A partir de 650 a. C., las aristocracias tenían que luchar para evitar ser derrocadas y reemplazadas por tiranos populistas. La palabra se deriva de la palabra griega no peyorativa τύραννος tyrannos, que significa «soberano ilegítimo», aunque se podía aplicar tanto a buenos como malos líderes.[20] [21]

Una población cada vez mayor y la falta de tierras provocaron conflictos internos entre los pobres y los ricos en muchas ciudades-estado. En Esparta, las guerras mesenias resultaron en la conquista de Mesenia y la esclavitud de los mesenios, a partir de la segunda mitad del siglo VIII a. C., constituyendo un acto sin precedentes en la Antigua Grecia. Esta práctica produjo una revolución social.[22] La población subyugada, desde entonces conocida como hilotas, labraban y trabajaban para Esparta, mientras todos los ciudadanos varones se convertían en soldados de un estado permanentemente militarizado. Aun las élites eran obligadas a vivir y a entrenarse como soldados, esta igualdad entre los pobres y los ricos servía para distender los conflictos sociales. Estas reformas, atribuidas al enigmático Licurgo de Esparta fueron probablemente completadas antes de 650 a. C.

Atenas, por su parte, sufrió falta de tierras y una crisis agraria a finales del siglo VII, también resultando en conflictos civiles. El arconte (magistrado) Dracón promulgó reformas severas en 621 a. C. (de ahí la palabra moderna draconiano), pero éstas no pudieron acallar el conflicto. Al final las reformas moderadas de Solón (594 a. C.) le dieron a Atenas una cierta estabilidad, mejorando la vida de los pobres aun cuando afianzaron a la aristocracia en el poder.
El mundo griego a mediados del siglo VI a. C.

Para el siglo VI a. C. varias ciudades se habían vuelto dominantes en la civilización griega: Atenas, Esparta, Corinto y Tebas. Cada una había puesto las áreas rurales y los pueblos menores a su alrededor bajo su control. Además, Atenas y Corinto se habían convertido en grandes potencias marítimas y mercantiles.

Los rápidos aumentos de población en los siglos VIII y VII desencadenaron un fenómeno emigratorio que afectó a muchos griegos, estableciendo éstos colonias en Magna Grecia (Mezzogiorno), Asia Menor y más lejos (ver abajo). La emigración cesó finalmente en el siglo VI. Para entonces el mundo griego había difundido su cultura y su lengua en una extensión que superaba ampliamente los límites de la actual Grecia. Las colonias griegas no eran controladas políticamente por las ciudades que las habían fundado, aunque muchas veces mantenían vínculos religiosos y comerciales entre ellas.

Durante este período, grandes desarrollos económicos ocurrieron en Grecia y también en sus colonias de ultramar, que experimentaron crecimiento en el comercio y la manufactura. El nivel de vida de la población también mejoró enormemente. Algunos estudios estiman que la casa griega típica aumentó cinco veces de tamaño entre 800 y 300 a. C., indicando un gran aumento en el ingreso promedio de la población.[cita requerida]

En la segunda mitad del siglo VI, Atenas cayó bajo la tiranía de Pisístrato, y luego de sus herederos Hipias e Hiparco. Sin embargo, en 510 a. C., por pedido del aristócrata Clístenes de Atenas, el rey espartano Cleómenes I ayudó a los atenienses a derrocar la tiranía. Poco después, empero, Esparta y Atenas iniciaron relaciones hostiles, y Cleomenes I instauró a Iságoras como arconte pro-espartano. Con el objetivo de evitar que Atenas se convirtiera en un gobierno de paja bajo el reinado espartano, Clístenes propuso a sus conciudadanos atenienses que Atenas sufriera una revolución política, que todos los ciudadanos compartieran el poder a pesar del estatus, que Atenas se volviera una «democracia». Los atenienses abrazaron esta idea con tantas ganas que después de derrocar a Iságoras e implementar las reformas de Clístenes, pudieron repeler fácilmente una invasión a tres frentes que los espartanos condujeron para reinstaurar a Iságoras.[23] La llegada de la democracia resolvió muchos de los problemas de Atenas, dando inicio a una «edad de oro» para los atenienses.
Grecia clásica
Artículo principal: Grecia clásica
Siglo V a. C.
Artículos principales: Guerras Médicas y Guerras del Peloponeso

Atenas y Esparta pronto tendrían que aliarse ante la mayor amenaza a la que la Antigua Grecia se enfrentaría hasta la conquista romana. Después de aplastar la revuelta jónica, una rebelión de las ciudades griegas de Jonia, Darío I de Persia, Rey de los reyes de la Dinastía Aqueménida, decidió subyugar Grecia. Su invasión en 490 a. C. fue sofocada por la victoria ateniense heroica en la batalla de Maratón bajo Milcíades el Joven. Jerjes I de Persia, heredero de Darío I, intentó su propia invasión diez años después. Pero a pesar del número abrumador de soldados en su ejército, Jerjes I fue derrotado después de la batalla de retaguardia famosa de las Termópilas y las victorias por los griegos aliados en las batallas de Salamina y Platea. Las Guerras Médicas continuaron hasta 449 a. C., conducidas por los atenienses y su Confederación de Delos, durante las que Macedonia, Tracia, las Islas del Egeo y Jonia fueron liberadas de la influencia de Persia.
Liga de Delos («Imperio Ateniense»), inmediatamente antes de la guerra del Peloponeso en 431 a. C.

La posición entonces dominante del «imperio» ateniense marítimo amenazó a Esparta y a la Liga del Peloponeso, compuesta de ciudades de Grecia continental. Inevitablemente, encendió la guerra del Peloponeso (431-404 a. C.). Aunque la inmensa mayoría de la guerra fue un punto muerto, Atenas sufrió varios reveses durante el conflicto. Una gran peste en 430 a. C., seguida por una campaña militar desastrosa llamada la expedición a Sicilia, debilitó severamente a Atenas.«Typhoid Fever Behind Fall of Athens» (en inglés). LiveScience (23 de enero de 2006). Consultado el 18 de marzo de 2010. Esparta provocó una rebelión entre los aliados de Atenas, debilitando aún más la capacidad ateniense de hacer la guerra. El momento decisivo llegó en 405 a. C. cuando Esparta cortó las provisiones de grano del Helesponto a Atenas. Obligada a atacar, la armada ateniense paralizada fue decisivamente vencida por los espartanos bajo el mando de Lisandro en Egospótamos. En 404 a. C. Atenas demandó la paz, y Esparta dictó un acuerdo previsiblemente severo: Atenas perdió sus murallas (incluyendo los Muros Largos), su armada y todas sus pertenencias en ultramar.
Siglo IV a. C.

Entonces Grecia empezó el siglo IV a. C. bajo hegemonía espartana, pero estaba claro desde el principio que era débil. Una crisis demográfica privó a Esparta de parte de su población, y para 395 a. C. Atenas, Argos, Tebas y Corinto sentían que podían desafiar el dominio espartano, resultando en la guerra de Corinto (395-387 a. C.). Otra guerra llena de puntos muertos que terminó restableciendo el statu quo.

La hegemonía espartana duró 16 años más hasta que, al tratar de imponer su voluntad sobre los tebanos, los espartanos sufrieron una derrota decisiva en Leuctra (371 a. C.). El brillante general tebano Epaminondas luego condujo tropas tebanas hacia el Peloponeso, donde otras ciudades-estado desertaron de la causa espartana. Por lo tanto los tebanos pudieron marchar a Mesenia y liberar la población. Privada de sus tierras y sus siervos, Esparta se deterioró y se convirtió en una potencia de segunda clase. La nueva hegemonía tebana duró poco tiempo; en la batalla de Mantinea en 362 a. C., Tebas perdió su líder clave, Epaminondas, y muchísimas tropas, aunque salió victoriosa en la batalla. De hecho, todas las ciudades-estado perdieron bastantes hombres, de manera que ninguna pudo restablecer su dominio.

La situación de debilidad de Grecia central coincidió con el surgimiento de Macedonia, encabezada por Filipo II. En veinte años, Filipo había unificado su reino, mientras lo ampliaba hacia el norte y el oeste a costa de tribus ilirias y conquistaba Tesalia y Tracia. Sus éxitos en parte se debían a sus muchas innovaciones militares. Filipo solía intervenir en los asuntos de las ciudades-estado del sur, culminando en su invasión de 338 a. C. Al derrotar decisivamente al ejército aliado de Tebas y Atenas en la batalla de Queronea, se convirtió en el hegemón de facto de toda Grecia. Obligó a la mayoría de las ciudades-estado a unirse a la Liga de Corinto, aliándolas a él y previniendo que lucharan entre sí. Luego Filipo entró en una guerra contra la Dinastía Aqueménida (persas), pero fue asesinado por Pausanias de Orestis a principios del conflicto.

Alejandro, heredero de Filipo, prosiguió la guerra. Alejandro derrotó a Darío III de Persia y desmanteló completamente la dinastía aqueménida, anexionándola a Macedonia y ganándose el epíteto de «Magno». Cuando murió Alejandro en 323 a. C., el poder y la influencia de Grecia estaban en su apogeo. Sin embargo, había habido un cambio fundamental, fuera de la fuerte independencia y la cultura clásica de las poleis, y hacia la cultura helenística en vías de desarrollo.
Grecia helenística
Artículos principales: Alejandro Magno y Período helenístico
Véase también: Guerras Macedónicas

El período helenístico duró desde 323 a. C., cuando terminaron las guerras de Alejandro Magno, hasta la anexión de Grecia por la república romana en 146 a. C. Aunque el establecimiento del reinado romano no rompió la prolongada continuidad en la sociedad y la cultura helenísticas –que se mantendrían en la misma forma básica hasta la llegada del cristianismo– sí señaló el final de la independencia política griega.
Los mayores dominios helenísticos: el Reino Ptolemaico (azul oscuro), el Imperio seléucida (amarillo), Macedonia (verde) y Epiro (rosa).

Durante el período helenístico, la importancia de «la misma Grecia» (es decir, el territorio de la actual Grecia) se reducía bruscamente por el mundo grecoparlante. Los grandes centros de la cultura helenística eran Alejandría y Antioquía, las capitales de Egipto ptolemaico y Siria seléucida respectivamente.[24]

Las conquistas de Alejandro tuvieron varias consecuencias para las ciudades-estado griegas. Ampliaron enormemente las fronteras de los griegos y acabó en una emigración continua, especialmente de los jóvenes y los ambiciosos, hacia los nuevos imperios griegos al este.[25] Muchos griegos emigraron a Alejandría, Antioquía y a las muchas otras ciudades helenísticas nuevas que se fundaron en la estela de Alejandro, tan lejos como los actuales Afganistán y Pakistán, donde sobrevivieron los reinos grecobactriano e indogriego hasta los finales del siglo I a. C.

Después de la muerte de Alejandro y tras varios conflictos, su imperio se dividió entre sus generales, resultando en el Reino Ptolemaico (basado en Egipto), el Imperio seléucida (basado en el Levante), Mesopotamia y Persia, y la Dinastía Antigónida (basada en Macedonia). En el período intermedio, las poleis de Grecia pudieron recobrar un poco de su libertad, aunque tenían que rendirle cuentas nominalmente al Reino Macedonio. Las ciudades-estado se quedaron en dos ligas: la Liga Aquea (incluyendo Tebas, Corinto y Argos) y la Liga Etolia (incluyendo Esparta y Atenas). En la mayor parte del período hasta la conquista romana, estas ligas solían estar en guerra entre sí, mientras se aliaban a partidos distintos en los conflictos entre los diádocos (los estados sucesores del imperio de Alejandro).

El reino antigónida de Macedonia se implicó en una guerra con la república romana a finales del siglo III a. C. Aunque la Primera Guerra Macedónica quedó inconclusa, los romanos siguieron haciendo la guerra con Macedonia en las denominadas «Guerras Macedónicas». Coincidentemente con el desarrollo de la Segunda Guerra Púnica entre Roma y Cartago, durante la Primera Guerra Macedónica el reino antigónida, bajo Filipo V, se alió con Cartago. Dicha alianza no tuvo mayores consecuencias e, inclusive, en esta lucha entre grandes potencias como Macedonia, Roma y Cartago, algunos sectores griegos tomaron partido por Roma.[26] Hacia el año 168 a. C., finalizada la Tercera Guerra Macedónica y derrotado Perseo —heredero de Filipo V—, Macedonia fue anexada por Roma y dividida en cuatro repúblicas independientes que no tenían permitido ni el comercio ni el matrimonio entre sus habitantes.[27] En 150 a. C., Andrisco diciéndose hijo de Perseo de Macedonia, realizó varias ofensivas contra Roma, hasta su derrota y la conversión definitiva de Macedonia en provincia romana.[27]

La Liga Etolia se había vuelto recelosa de la participación romana en Grecia, y se había puesto de parte de los seléucidas en la Guerra Romano-Siria. Cuando los romanos terminaron victoriosos, esta liga también se anexionó a la república. Aunque la Liga Aquea duró más que la Liga Etolia y Macedonia, también fue derrotada e incorporada por los romanos en 146 a. C. —y la rica ciudad de Corinto destruida tras un intento inútil de resistencia—, terminando Roma con la independencia de toda Grecia. La república romana había desarrollado con éxito su estrategia de dividir y enfrentar entre sí a sus adversarios, lo que posteriormente se conocería como divide et impera, expresión que pasaría a la Historia en diferentes contextos.[28]
Grecia romana
Artículo principal: Grecia romana
Véase también: Imperio bizantino

Con el término Grecia Romana se denomina al período de la Historia de Grecia que siguió a la victoria romana sobre los corintios tras la batalla de Corinto, en el año 146 a. C., hasta el restablecimiento de la ciudad de Bizancio y su nombramiento, por el emperador Constantino I, como capital del Imperio romano (la Nueva Roma) renombrada Constantinopla en el año 330.

La colonización política de Grecia por parte de Roma tuvo su contrapartida en una especie de colonización cultural inversa. La cultura romana fue, de hecho, una cultura greco-romana. El griego, como idioma, se convirtió en lengua franca en el Este y en Italia. En las casas de los nobles romanos, por su parte, dicho idioma se convirtió en el usual y los niños nobles solían ser educados por preceptores griegos.[29]

La vida interna de Grecia durante el dominio romano no se vio culturalmente afectada. Sí hubo, en cambio, modificaciones importantes en la organización de la estructura social. A la desaparición de la llamada «clase media» siguió el desvanecimiento de la diferencia clásica entre patricios y plebeyos, formándose, en cambio, una nueva capa compuesta por patricios y plebeyos ricos: la nobleza oficial, cerrada al movimiento social y aspirante a la ocupación de los mejores puestos públicos,[30] así como un nuevo sector financiero protocapitalista, beneficiado con la caída de las ricas ciudades comerciales de Cartago y Corinto.[30]

Durante el siglo II y el III, Grecia fue dividida en provincias, que incluían a Achaea, Macedonia, Epiro, Tracia, y Moesia. Durante el reinado de Diocleciano a finales del siglo III, Moesia fue organizada como una diócesis y fue gobernada por Galerio.

Aunque Grecia siguió siendo parte de la relativamente unificada mitad este del Imperio romano, durante el reino de Constantino el centro del Oriente se desplazó a Constantinopla y Anatolia. Atenas, Esparta y las otras ciudades griegas perdieron su importancia y muchas de sus estatuas y otras manifestaciones artísticas fueron llevadas a Constantinopla.
Colonias
Artículos principales: Colonización griega y Magna Grecia
Ciudades y colonias griegas h. 550 a. C.
Ruinas de un teatro griego en la colonia Taormina en la actual Italia.

Durante la Época Arcaica, la población de Grecia creció fuera de la capacidad de su limitada tierra arable (según un cálculo, la población se multiplicó más de diez veces entre 800 a. C. y 400 a. C., desde 800,000 hasta una población total estimada entre 10 y 13 millones.)[31] Hacia 750 a. C. los griegos empezaron 250 años de expansión, colonizando en todas las direcciones. Al este, colonizaron primero la costa egeo de Asia Menor; luego Chipre y las costas de Tracia, el Mar de Mármara y la costa del sur del Mar Negro. Al final la colonización griega llegó tan lejos que alcanzó, al noreste, zonas de Ucrania y Rusia (Taganrog). Al oeste colonizaron las costas de Iliria, Sicilia e Italia del sur; luego Francia del sur, Córcega y aun España del noreste. También colonias griegas se establecieron en Egipto y Libia. Las actuales Siracusa, Napoli, Marsella y Estambul empezaron como las colonias griegas Syracusae (Συρακούσαι), Neapolis (Νεάπολις), Massalia (Μασσαλία) y Byzantion (Βυζάντιον). Estas colonias desempeñaron un papel en la difusión de la influencia griega a través de Europa, y también ayudaron a establecer redes de comercio de larga distancia entre las ciudades-estado griegas, estimulando la economía en la Antigua Grecia.
Estructura política

La Antigua Grecia se componía de varios centenares de ciudades-estado (polis) más o menos independientes. Esta situación era diferente que en la mayoría de las otras sociedades, que eran o tribus o reinos soberanos de territorios extensos. Sin duda la geografía de Grecia –dividida y subdividida por colinas, montañas y ríos– contribuía a la naturaleza fragmentada de la Antigua Grecia. Es probable que una estructura política similar existiera en las grandes ciudades-estado marítimas de Fenicia. Sin embargo, hasta cierto punto la situación era única en la Antigua Grecia. Por un lado, los griegos antiguos no dudaban que eran «un pueblo singular»; compartían la misma religión, la misma cultura básica y la misma lengua; además de ser muy conscientes de sus orígenes tribales; Heródoto pudo clasificar las ciudades-estado por tribu. Por otro lado, aunque existían estas relaciones de más alto nivel, parece que rara vez jugaban un papel en la política griega. La independencia de los poleis se defendía con fiereza; los antiguos griegos rara vez contemplaban la unificación de Grecia. Aun cuando un grupo de ciudades-estado se aliaron para defender Grecia durante la segunda invasión persa, la inmensa mayoría de los poleis se quedaban neutrales y, al derrotar a los persas, los «aliados» volvieron a sus luchas internas.[32]

Por lo tanto, las mayores peculiaridades del sistema político en la Antigua Grecia eran:

* Su naturaleza fragmentaria, que no parece en particular tener orígenes tribales.
* La centralización del poder en centros urbanos dentro de estados pequeños.

Las rarezas del sistema griego son más evidentes en las colonias que los griegos establecieron alrededor del Mar Mediterráneo. Aunque cada una podía considerar cierto polis griego como su «madre» (y mantenerse amable o parcial a ella), era enteramente independiente de la ciudad que la fundó.

Inevitablemente, los menores poleis podían ser dominados por sus mayores vecinos, pero las conquistas y los reinados directos fueron bastante raros. Al contrario, los poleis se organizaban en ligas, cuyos afiliados estaban en un estado constante de cambio. Después, en el período clásico, el número de ligas decrecía y las ligas se hacían mayores. Cada una era dominada por una única ciudad (por ejemplo Atenas, Esparta o Tebas), y muchas veces un poleis era obligado a afiliarse a una liga bajo la amenaza de la guerra (o bajo las condiciones de un tratado de paz). Aun después de que Filipo II de Macedonia «conquistó» los centros de la Antigua Grecia, no trató de anexionar el territorio ni lo unificó en una provincia nueva; simplemente obligó a la mayoría de los poleis a unirse a su propia Liga de Corinto.
Gobierno y ley

Parece que al principio muchas ciudades-estado griegas eran reinos menores; muchas veces había un funcionario municipal que cumplía funciones residuales y ceremoniales del rey (basileo), e. g. el arconte basileo en Atenas.[33] Sin embargo, para la Época Arcaica y la primera conciencia histórica, la mayoría de estas ciudades-estados ya se habían convertido en oligarquías aristocráticas. No se sabe precisamente cómo ocurrió este cambio. Por ejemplo, para 1050 a. C. en Atenas el puesto del rey se había reducido a uno de un magistrado principal (arconte), hereditario y de por vida. En 753 a. C. se había convertido en un arcontado elegido decenalmente; y finalmente, en 683 a. C. era un cargo elegido anualmente. En cada etapa ganaba más poder la aristocracia en su totalidad y se reducía el del individuo común.

Con el tiempo, el dominio político y la riqueza de grupos pequeños de familias era propenso a provocar descontento social en muchas poleis. En muchas ciudades un tirano[34] en cierto punto tomaba el control y gobernaba según su propia voluntad; una agenda populista solía ayudarlo a quedarse en el poder.

Atenas cayó bajo una tiranía en la segunda mitad del siglo VI a. C. Cuando esta tiranía terminó, se propuso una reforma radical para que la aristocracia no recobrara el poder: los atenienses fundaron la primera democracia del mundo. Una asamblea de ciudadanos para la discusión de la política municipal (la Ekklesía) había existido desde las reformas de Draco en 621 a. C., y a todos los ciudadanos se les permitía que asistieran según las reformas de Solón (principios del siglo VI a. C.); pero los ciudadanos más pobres no podían hablar ante la asamblea o postularse como candidatos, excepto en el caso de ciertos cargos públicos cuya elección era aleatoria.[35] Al establecer la democracia, la asamblea se convirtió en el mecanismo de iure del gobierno; todos los ciudadanos entonces tuvieron igualdad de derechos (isopoliteia) en la asamblea. Sin embargo, los que no eran ciudadanos – los metecos (extranjeros que vivían en Atenas) y los esclavos – no gozaban de ningún derecho político en absoluto.

Después del surgimiento de la democracia en Atenas, otras ciudades-estado fundaron democracias. No obstante, muchas retuvieron formas de gobierno más tradicionales. Según su costumbre en otros asuntos, Esparta era una excepción notable al resto de Grecia, y a través de la época fue gobernada no por uno, sino por dos monarcas hereditarios bajo una forma de diarquía. La monarquía espartana pertenecía a los Agíadas y los Euripóntidas, descendientes de Eurístenes y Procles, respectivamente. Se cree que los dos fundadores de sus dinastías eran hijos gemelos de Aristodemo, un soberano heráclida. Sin embargo, el poder de estos reyes era limitado tanto por un consejo de ancianos (la Gerusía) como por magistrados (los éforos) específicamente designados para vigilar a los reyes.
Guerra
Artículos principales: Guerra en la Antigua Grecia, Ejército espartano y Ejército macedonio
Estructura social

Solamente los hombres nativos y libres que eran dueños de tierras podían ser ciudadanos, y gozar de la protección entera de la Ley en una ciudad-estado (si bien más tarde Pericles introdujo excepciones a la restricción sobre los nativos). En la mayoría de las ciudades-estado, la gente que tenía importancia social no gozaba de ningún derecho especial, a diferencia de Roma. Por ejemplo, nacer de una cierta familia no solía ofrecer privilegios especiales. A veces ciertas familias controlaban algunas funciones religiosas públicas, pero no solía lograr ningún poder de más en el gobierno. En Atenas, la población se dividía en cuatro clases sociales según su riqueza. La gente podía cambiar de clase por ganar más dinero. En Esparta, todos los ciudadanos varones se nombraban iguales si terminaban su educación. Sin embargo, los reyes espartanos, que servían de líderes militares y religiosos en la ciudad-estado, venían de dos familias. Los esclavos no tenían ningún poder ni estatus. Tenían el derecho de criar una familia y ser dueños de propiedades, pero no tenían derechos políticos. Para 600 a. C. la esclavitud-mercantil se había difundido en Grecia. Para el siglo III A. C. los esclavos componían un tercio de la población entera en algunas ciudades-estado.[36] Los esclavos fuera de Esparta casi nunca se sublevaron porque conformaban demasiadas nacionalidades y estaban demasiado dispersos para organizarse.

La mayoría de las familias tenían esclavos como sirvientes domésticos y peones, y aun algunas familias pobres podían tener unos pocos esclavos. No se permitía que los dueños pegaran o mataran a sus esclavos. Los dueños muchas veces prometían a sus esclavos liberarlos en el futuro para animarlos a trabajar duro. A diferencia de Roma, los libertos (esclavos liberados) no se convertían en ciudadanos. En su lugar, se mezclaban con la población de los metecos, que incluía a la gente de países extranjeros o de otras ciudades-estado a los que oficialmente se les dejaba vivir en el estado.

Las ciudades-estado legalmente tenían esclavos. Estos esclavos públicos gozaban de una mayor independencia que los esclavos que pertenecían a las familias, viviendo solos y realizando tareas especiales. En Atenas, los esclavos públicos se entrenaban para detectar monedas falsas, mientras los esclavos del templo actuaban como sirvientes de la deidad del templo.

Esparta tenía un tipo especial de esclavo llamado un hilota. Los hilotas eran cautivos griegos de la guerra que pertenecían al estado y eran asignados a familias en cuyo hogar eran obligados a quedarse. Los hilotas cultivaban alimentos y hacían tareas domésticas para que las mujeres pudieran centrarse en criar hijos fuertes mientras los hombres se dedicaban a entrenarse para ser hoplitas. Sus amos los maltrataban y los hilotas muchas veces se rebelaban, como sucedió en el monte Itome.
Educación

En la mayor parte de la Historia griega, la educación fue privada, salvo en Esparta. Durante el período helenístico, algunas ciudades-estado establecieron escuelas públicas. Solamente las familias adineradas podían contratar un maestro. Los niños varones aprendían a leer, escribir y citar la literatura. También aprendían a cantar y tocar un instrumento musical, y a entrenarse como soldados para el servicio militar. Estudiaban no para trabajar, sino para convertirse en buenos ciudadanos. Las niñas también aprendían a leer, escribir y hacer la aritmética elemental para dirigir el hogar. Casi nunca recibían ninguna educación después de la niñez.

Los niños entraban en la escuela al cumplir siete años, o iban a los barracones si vivían en Esparta. Los tres tipos de enseñanzas eran: grammatistes para la aritmética, kitharistes para la música, y paedotribae para los deportes.

Un niño de una familia adinerada que asistía una escuela privada era cuidado por un paidagogos, un esclavo doméstico designado para esta tarea que acompañaba el chico todo el día. Las clases se impartían en las casas privadas de los maestros e incluían aritmética, lectura, escritura, canto y ejecución de instrumentos musicales como la lira y la flauta. Al cumplir el joven doce años de edad, a los estudios se agregaban deportes como la lucha, carrera, lanzamiento de disco y de jabalina. En Atenas, algunos jóvenes mayores asistían a una academia para las disciplinas más finas como la cultura, las ciencias, la música y las artes. Un muchacho terminaba sus estudios al cumplir 18 años, luego empezaba su entrenamiento militar en el ejército por uno o dos años.[37]

mayor, que podían incluir el amor pederástico. El muchacho aprendía por mirar a su mentor mientras hablaba de la política en el ágora, ayudándolo a rendir sus deberes públicos, haciendo ejercicios con él en el gimnasio y asistiendo a simposios con él. Los estudiantes más ricos proseguían su educación estudiando con maestros famosos. Algunas de las mayores escuelas eran el Liceo (la llamada escuela peripatética fundada por Aristóteles de Estagira) y la Academia platónica (fundada por Platón de Atenas). El sistema educacional de los antiguos griegos ricos también se llama paideia.
Economía
Artículos principales: Economía en la Antigua Grecia, Agricultura en la Antigua Grecia y Esclavitud en la Antigua Grecia

A su apogeo económico en los siglos V y IV a. C., la Antigua Grecia tenía la economía más avanzada del mundo. Esto es demostrado por el salario diario promedio de un trabajador griego que era, en términos de trigo, cercano a 12 kg diarios: más de tres veces que el salario diario promedio de un trabajador egipcio, cercano a los 3,75 kg de trigo diarios.[38]
Cultura
Véase también: Cultura de Grecia
Filosofía
Artículo principal: Filosofía griega

La filosofía griega se centraba en el papel de la razón y la investigación. De muchas maneras, tiene una influencia importante en la filosofía y ciencia modernas. Líneas de influencia claras y continuas se conducen desde la Antigua Grecia y los filósofos helenísticos, por los filósofos y cientistas musulmanes medievales, por el Renacimiento y la Ilustración en Europa, hasta las ciencias seculares de nuestros días.

Ni razón ni investigación comenzaron por los griegos. Definir la diferencia entre la búsqueda griega de conocimiento y las búsquedas de las civilizaciones más antiguas, como los egiptos y los babilónicos antiguos, ha sido un tema de estudiar para los teorizadores de civilización.
Literatura
Artículos principales: Literatura griega, Homero, Tragedia, Comedia griega y Teatro de la Antigua Grecia

Alfred North Whitehead una vez pretendió que toda la filosofía no es más que una nota a pie de página a Platón. El mundo de pensamiento griego era de tal alcance que muchas ideas que discutimos hoy en día ya se debatían por los escritores antiguos.
Ciencia y tecnología
Artículos principales: Astronomía en la Antigua Grecia, Matemática helénica y Medicina en la Antigua Grecia

La matemática, que es la base de todo conocimiento científico, fue cultivada de un modo especial por la escuela filosófica que acaudillaba Pitágoras. Destacándose tanto en geometría (recuérdese el famoso teorema de Pitágoras que permite resolver los triángulos rectángulos) como en aritmética, los números y las líneas ocuparon un lugar muy importante en sus especulaciones.

Antes del surgimiento de la medicina como ciencia, los griegos consideraban las enfermedades como un castigo de los dioses. El dios griego de la medicina era Asclepio y en su templo la gente enferma le ofrecía sacrificios, pasando allí la noche con la esperanza de que al amanecer ya se hubiesen curado.

Muchas de las sustancias que usaban los antiguos egipcios en su farmacopea, fueron exportadas a Grecia y su influencia aumentó tras el establecimiento de una escuela de medicina griega en Alejandría.

Hipócrates, el «padre de la Medicina», estableció su propia escuela de medicina en Cos y creó la Medicina Hipocrática. Una de las características de la medicina hipocrática es la teoría de los cuatro humores, que esta relacionada con la teoría de los cuatro elementos (propuesta por Empédocles). También, Hipócrates y algunos contemporáneos acordaron que las enfermedades se encontraban en la sangre, por lo que empezó la práctica de extraer un poco de sangre de los brazos de los pacientes, pero en la mayoría de los casos se les recetaban diferentes hierbas

La astronomía fue estudiada por los griegos desde tiempos antiguos. Ésta se suele dividir en dos períodos: Grecia Clásica y Helenística. Recibió importantes influencias de otras civilizaciones de la Antigüedad, las que ejercieron mayor influencia fueron la provenientes de India y Babilonia. Durante la época helenística y el Imperio romano, muchos astrónomos trabajaron en el estudio de las tradiciones astronómicas clásicas, en la Biblioteca de Alejandría y en el Museion. Los calendarios de los antiguos griegos estaban basados en los ciclos lunares y solares. El calendario helénico incorporó esos ciclos. Un calendario lunisolar basado en ambos ciclos es difícil de aplicar, por lo que muchos astrónomos se dedicaron a la elaboración de un calendario basado en los eclipses.
Arte
Apolo y Niké de mármol, una copia romana del siglo I a. C. de la obra helenística original.
Artículos principales: Arte de la Antigua Grecia, Arquitectura en la Antigua Grecia, Escultura griega y Cerámica griega

El arte griego empezó con pequeñas esculturas hechas de madera (xoana). [cita requerida] Más tarde se comenzó a trabajar sobre mármol.

El periodo de mayor esplendor del arte griego fue el denomidado Siglo de Pericles.

Las obras artísticas que se hacían más frecuentemente eran las esculturas. Entre los escultores clásicos más destacados se encuentran Mirón y Fidias.
Religión
Artículos principales: Religión de la Antigua Grecia y Mitología griega
Véase también: Dioses olímpicos

La mitología griega se compone de historias contadas por los griegos antiguos sobre sus dioses y héroes, la naturaleza del mundo, y los orígenes y la importancia de sus prácticas religiosas. Los mayores dioses griegos eran los doce olímpicos:

* Zeus – el dios del cielo y el trueno; el de mayor rango y el más poderoso, regidor del monte Olimpo
* Hera – la consorte de Zeus, reina de los dioses, la diosa del matrimonio, la fidelidad
* Poseidón – junto con Hades el controlador de los mares, de los océanos y de los terremotos
* Ares – el dios de la guerra, la crueldad y del asesinato
* Hermes – el dios mensajero, también de la orientación, los viajeros, los pastores, los ladrones, el consuelo y las reuniones
* Hefesto – el dios del fuego, la fragua, el trabajo manual, los artesanos y las armas
* Afrodita – la diosa del amor
* Atenea – la diosa de la sabiduría, la educación y la guerra; la protectora de los héroes
* Apolo – el dios de la danza, las artes, la música, la arquería, la prudencia y la belleza masculina
* Artemisa – la diosa de la caza, los animales, la castidad y las amazonas
* Deméter – la diosa de la tierra, las flores y las plantas, la comida y la agricultura
* Hestia – la diosa del calor de hogar y la familia

Otras deidades importantes incluían:

* Hebe – la diosa de la juventud y la ayudante de los dioses
* Helios – el dios del sol
* Selene - la diosa de la luna
* Hades – el dios del inframundo y de los muertos sobre los que el reina
* Dioniso – el dios más joven del panteón, y el dios del vino, la naturaleza en estado salvaje y la sexualidad abierta
* Perséfone – la diosa del inframundo
* Heracles – un héroe y un semidiós de fortaleza extraordinaria

Los padres de Zeus eran Crono y Rea que también eran los padres de Poseidón, Hades, Hera, Hestia y Deméter.http://www.youtube.com/watch?v=U0WDp4XT6Rohttp://www.youtube.com/watch?v=U0WDp4XT6Ro

LOS GRIEGOS

el reino de dios y sujusticia

Leonardo Boff: "La Iglesia no tiene experiencia de vivir en espacio democrático"
Leonardo Boff, padre de la Teología de la Liberación, dejó en Córdoba su visión de la Iglesia, la región y la crisis ecológica mundial
Entrevistas - 17/08/2010 7:57 - Autor: Matías Bengolea - Fuente: Día a día
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Etiquetas: boff, iglesia, teologia, liberacion, america latina, cambio climatico
Leonardo Boff participó de una de las audiencias en las que se juzga a Videla.
Leonardo Boff participó de una de las audiencias en las que se juzga a Videla.

“Tu preguntas lo que quieras y yo contesto lo que quiero”, aclaró, justo después del saludo, este viejito que apoya sus palabras en sus estudios, pero sobre todo en sus años de experiencia trabajando en favor de los pobres, los marginados y en pos de una mejor relación de los hombres con el planeta.

Leonardo Boff, fundador de la Teología de la Liberación y cuya prédica le valió la condena al “silencio” por parte del Vaticano, visitó Córdoba esta semana donde fue reconocido como “visitante distinguido”. Entre disertaciones y agasajos se hizo un tiempo para dialogar con Día a Día.

–¿Por qué cree que la Iglesia está cada vez más lejos de la sociedad? Por ejemplo, aquí la curia se mostró exacerbadamente en contra del matrimonio homosexual?

–Yo creo que el problema no es de la sociedad, ni de los homosexuales. El problema es la Iglesia que no tiene experiencia de vivir en espacios democráticos. Primero, ella no es una democracia, es la única monarquía absolutista monosexual, sólo de hombres, en el mundo. Y se compagina muy bien con las dictaduras militares porque tienen una connaturalidad de estructuras. La Iglesia tiene que aprender a vivir en un espacio democrático donde hay muchas opiniones, respetarlas. Ella tiene derecho a tener la suya, pero tiene el deber de escuchar a los demás. Y si una sociedad ha decidido eso, tienen que acoger esto. Un cristiano posiblemente no va a entenderlo como matrimonio, pero como una unión que garantice los derechos que les da un estatuto de legalidad, de ciudadanía, eso lo tiene que apoyar, independientemente del juicio moral que hace sobre esto. Y la Iglesia no ha aprendido hasta hoy, porque nunca aceptó estructuras democráticas hacia adentro; y en la sociedad lo aceptó en la medida que mantiene la hegemonía moral, puede tener sus espacios, sus colegios, sus universidades católicas, pero en el momento que hay un conflicto cualquiera, se opone absolutamente y se hace antidemocrática. Ahí está el problema.

–En el ámbito interno de la Iglesia usted sufrió la persecución. ¿Por qué cree que el Vaticano le tiene tanto miedo a la propuesta que plantean desde la Teología de la Liberación?

–Cuando hablo de Iglesia no hablo de la comunidad cristiana que es muy amplia, hablo de la Iglesia como institución de poder, de la jerarquía. Esa jerarquía históricamente, como es un poder, se ha articulado con otros poderes y nunca ha hecho una alianza con los sin poder. La Teología de la Liberación parte de los ceros económicos, de los pobres explotados, para los cuales la Iglesia ha tenido una presencia de acomodación, de resignación y nunca los ha ayudado a descubrir que esa pobreza es perversa, no es natural ni querida por Dios, es producida por procesos económicos y políticos de explotación. Entonces ahí la Iglesia se siente perdida, porque la relación con el pobre es solamente caritativa existencialista, manteniendo al pobre dependiente. La visión de la liberación es: el pobre tiene fuerza histórica, sabe pensar, puede organizarse, puede ayudar a cambiar la sociedad, la Iglesia y los cristianos pueden ser aliados. No que la Iglesia va a liberar al pobre mágicamente, pero la Iglesia tiene poder social y político, tiene infraestructura, puede ofrecer las parroquias para que se reúnan y cosas así. Pero la Iglesia tiene miedo de ellos, porque ellos quieren cambios en la sociedad y quieren cambios también en la Iglesia, porque quieren participar, opinar juntos, y no ser tratados de manera infantil como son tratados.

–¿Qué opinión tiene de Benedicto XVI?

–Yo creo que es un Papa conservador y en ciertos puntos reaccionario, que intenta demoler todas las conquistas del Concilio Vaticano Segundo. El proyecto de él es construir la Iglesia fuerte hacia adentro, apartada del mundo, porque tiene una lectura negativa del mundo y de toda la modernidad. Ve la modernidad como decadencia, como relativismo de la gran síntesis medieval. Hay que rescatar los elementos buenos de la modernidad, la modernidad nos ha dado los derechos humanos, dignidad de las personas, nos ha dado desarrollo tecnológico, científico. Hay elementos positivos, pero ellos condenan masivamente. Además, piensa que la salvación pasa solamente por la Iglesia y subraya mucho esa visión arrogante que fuera de la Iglesia no hay salvación, que las demás Iglesias no son Iglesias. Es un Papa que sigue siendo profesor, nunca consiguió ser pastor.

América, cuna de cambio. Boff acompañó al actual presidente de Paraguay, Fernando Lugo (otro ex sacerdote como él), en su asunción y ha compartido palco en varias ocasiones con Luiz Inácio Lula da Silva y Evo Morales, quienes lo reconocen como una influencia en sus formas de pensar.

–¿Qué opinión tiene sobre el vuelco hacia la política de Lugo?

–Lugo tiene el mérito de haber introducido una ruptura en la política de Paraguay, que era la dominación de más de 50 años de un partido altamente corrupto y una alianza entre militares y sociedad civil que era indestructible. El ha conseguido romper esto. Como la corrupción es muy fuerte tiene muchas dificultades para gobernar, además ha tenido problemas personales que son muy dolorosos, pero ahora se ha estabilizado. Ahora cuenta con el apoyo de muchos presidentes de América Latina, especialmente de Brasil. Lula lo ha apoyado mucho, para no dejar que los problemas personales se transformaran en problemas políticos. Consiguió una renegociación del tratado de Itaipú, lo que le ha permitido fondos para hacer trabajo social y Lula lo hizo consciente de eso. Lula reconoció: “Tenemos una deuda histórica que nunca hemos pagado. Hemos destruido ese país. Siempre lo tratamos como pequeño y pobre, pero no, es igual que nosotros, un hermano que tiene que ser ayudado”. Y esa dimensión ética hizo que ellos se hayan hecho grandes amigos, prácticamente se hablan cada semana. Pecado que Lugo tiene cáncer y está siendo tratado en Brasil. Pero yo creo que va a consolidar su gobierno y permitir que Paraguay tenga otro tipo de historia que no sea esa corrupta que dominó por más de 50 años.

–¿Qué piensa sobre el rumbo que llevan los gobiernos de la región?

–Yo creo que América Latina esta viviendo un tiempo de democracia como nunca ha vivido antes. Antes teníamos democracias que eran de las elites, después las dictaduras militares y ahora viene democracias basadas en los movimientos sociales. Tanto en Brasil, Perú, Bolivia, Venezuela, en parte Argentina y en parte Chile, hay una renovación de la democracia en su naturaleza. Antes, las políticas eran elitistas, ahora lo principal son las políticas sociales. En Brasil, que es lo que conozco un poco más, la brecha entre ricos y pobres disminuyó un 17 por ciento. 32 millones que estaban totalmente al margen fueron incluidos, más de 30 millones pasaron de la pobreza a la clase media baja. Y eso es una revolución social, dentro del campo democrático, eso está pasando un poco en toda America Latina como algo nuevo. Yo creo que, como dice Boaventura de Souza Santos, es el único continente que está renovando la democracia sobre la base del espíritu comunitario, sea de los movimientos o de la democracia comunitaria que viene de los indígenas, que es la estructuración típica de las comunidades indígenas, con profundo sentido de igualdad, tratar bien a la tierra, no tener el centro en la economía, sino en vivir. Y eso está renovando la democracia y es el mérito de la nueva democracia de América Latina.

Crisis ecológica. El miércoles, este hombre de 71 años de larga barba blanca, disertó sobre cambio climático y la necesidad de un nuevo comienzo en la relación de la humanidad con la Tierra.

En su pensamiento, existen dos visiones sobre el planeta en conflicto: la clásica, que ve a la Tierra como objeto, que nos provee y a la que se la tortura para sacarle todo. Y la otra que toma al planeta como un supraorganismo viviente, que se autoregula y da vida, es decir que es madre (esta visión mezcla las concepciones más antiguas con las concepciones más modernas de la ciencia). La primera visión se corresponde con la dominación y la segunda con el cuidado.

–Respecto a las dos concepciones que están en lucha, ¿desde dónde cree que surgirá el nuevo comienzo?

–Yo creo que al crecer la crisis ecológica, con los eventos extremos, la humanidad se va dando cuenta de que entramos en un proceso de caos, la tierra está en caos. Yo creo que la humanidad va a despertar. Que no podemos continuar con esto. Lo peor que podemos hacer es seguir adelante con lo mismo, tenemos que cambiar, porque lo que domina hoy es la lógica del mercado que es sumamente competitiva, nada cooperativa y la solución tiene que venir desde la cooperación internacional. Como el riesgo es global, cada uno tiene que dar su ladrillo para construir algo alternativo. No es si queremos o no queremos, porque sino lo hacemos se empeora todo. Yo creo en la enseñanza que viene del sufrimiento, uno aprende mucho del sufrimiento. Vamos al encuentro de una situación dramática, de mucho dolor para la humanidad y ahí es evidente que va a amenazar a todos. Y van a aprender que podemos vivir mucho mejor con menos. Junto con eso, la parte más positiva es que más y más personas intentan vivir lo alternativo: producción más orgánica, cooperativas más pequeñas, tratando mejor la basura, las aguas... Esas medidas ayudan a componer el cuadro de una alternativa mejor.

–¿Entonces cree que es necesario tocar fondo, sufrir, antes de lograr un cambio?

–Eso es moverse dentro de la física convencional de Newton: causa y efecto. Pero si uno parte de la física cuántica trabaja con la incertidumbre y con la sorpresa. El universo vive de emergencia. En emergencia se da algo sorprendente: energías que se van acumulando y de repente aparece un fenómeno que cambia las conciencias. Yo estoy a favor del principio de la sorpresa y de lo imprevisible. Nadie podía prever que un negro, nacido fuera de Estados Unidos, llegara a presidente, sería contra todas las reglas de la física, pero es la emergencia. Nadie podía pensar que un obrero que apenas escapó del hambre llegara a ser el presidente de Brasil. Y así tantas cosas... Creo que en la humanidad van a aparecer emergencias, que nos ayudarán a salvar, no la tierra, porque la tierra no tiene problema la tierra seguirá, pero salvar el tipo de vida que t
enemos.